También conocida como betarraga o betabel originaria de Italia y de la familia de las quenopodiáceas (espinaca, acelga), es uno de los cultivos que comenzó en nuestra huerta de manera testimonial o incluso con pies puntillas pero que poco a poco ha ido adquiriendo el protagonismo que se merece por su adaptabilidad, vistosidad, capacidad de asociarse con otros cultivos y como no por sus beneficios para la salud. Ya en 2019 la utilizamos para su transformación en remolacha rallada encurtida para aderezar y dar color a las ensaladas, pero a mediados del año pasado su demanda aumentó. Muchas personas de nuestra clientela-colaboradora nos habla de lo bien que les sienta rallada, en crudo y también en jugos o zumos vegetales. La variedades por las que hemos optado nosotros finalmente es Chioggia y de vez en cuando Zeppo. Antiguamente se la utilizaba para alimentar al ganado y posteriormente para industria azucarera y en la extracción del alcohol. Destaca por ser un gran anticancerígeno por ser rica en flavonoides y la betáina (pigmento rojo). Además de ser un potente antioxidante que protege al corazón, riñones e hígado, muy buena depuradora hepática y arterial. Es una gran fuente de hierro para prevenir la anemia, tiene alto contenido en ácido fólico, estupendo para conservar una buena calidad de piel, uñas y cabello. Así mismo, es un gran aliado digestivo que mejora la flora intestinal y previene problemas de estreñimiento. Por último es un alimento muy recurrente para dietas de adelgazamiento y también como aporte de energía extra por ser rica en hidratos de carbono y según los últimos estudios, clave para aumentar el rendimiento físico y aumento de la resistencia durante la práctica deportiva. Como curiosidad, su uso es habitual en cosmética y también su pigmento para dar color a alimentos «con sabor a fresa» en pastelería, lácteos y aperitivos fritos. Como veis un super alimento super versátil. Os dejamos a través de este enlace una apetitosa receta de zumo de remolacha.