Cuando una persona accede al cuarto invernadero de la huerta de Biozaki, en Gordexola, se adentra en un escenario que recuerda a los bosques primarios y tupidos de la amazonia, en el cual se dan cita dos cultivos que nos han acompañado hasta ahora dentro del invernadero, como el kale y la acelga durante los últimos 5-6 meses ofreciéndonos brotes de hoja incesantemente, semana tras semana, con un vigor inusitado y una fuente de calcio sensacional, especialmente el kale (de la familia de las crucíferas) del que se habitualmente se escucha que posee más calcio que la propia leche (135 mg y 100 mg por cada 100 gramos respectivamente) cuya absorción en más rápida que la de otras verduras (por ello es muy recomendado para fortalecer la masa ósea), y que apenas tiene calorías y sí mucha concentración de ácido fólico, hierro, fósforo, potasio y vitaminas C, K, B6 y E. Es una hortaliza que presenta propiedades depurativas, anti inflamatorias y reguladoras intestinales. También llamada la súper hortaliza es uno de los superalimentos de la huerta del hemisferio norte emparentada por sus propiedades nutricionales y medicinales con el brócoli y el bimi (hortaliza originaria de Japón e híbrido natural de una variedad de brócoli y de una col oriental (kai-lan). A pesar de que a veces se come en ensalada, se recomienda su cocción para que sea una alimento más digestivo. Esta semana despedimos a esta col (kale) hasta el próximo otoño tardío. En esa selva de verde clorofila, todavía nos seguirá acompañando la acelga un poco más hasta que el frío matutino remita y el calor la suba en flor.