Las temperaturas y las lluvias densas y copiosas de estas dos últimas semanas nos anuncian la llegada de la estación blanca y con ella la parada vegetativa de muchas especies que se preparan para invernar al igual que reino animal, y recibir la poda de rejuvenecimiento al finalizar la estación. En la huerta de Biozaki en Gordexola, hemos cubierto de bambú como si de un ropaje se tratara a nuestro viejo peral, el último árbol que había cuando comenzamos a cultivar en este precioso paraje. Y es que con el inverno llegan los días cortos, los bostezos al alba nocturna, la ropa gruesa, la ropa de agua, la calma, la quietud, el recogimiento, el silencio, el café y té caliente, las manos agrietadas por el frío, las tareas a cubierto, lejos de la intemperie, los trabajos manuales de ensartar ristras de pimientos rojos, el desgranado y envasado de alubia, la limpieza de aperos manuales y del tractor y en definitiva la recarga de energía para la preparación de los cultivos el próximo estío. Por ello, la naturaleza nos emplaza a parar, a observar, a sentir, a escuchar y a recordar lo que dejamos tras de sí. Como dice el viejo dicho, «haz tu tarea, después retírate».