Caminando por el huerto mientras recogíamos pimiento Gernika, nos encontramos con nuestra amiga Lupita, una mariquita de vestido rojo con lunares negros. Le preguntamos bien bajito, para no ahuyentarla qué hacía posada en la hoja de esta variedad de pimiento y ella sin inmutarse (puede que descansando después de un buen almuerzo) nos hizo acercarnos para escucharla y nos contó que es una aliada del huerto desde tiempos inmemorables. Nos fue relatando que aunque no lo pareciera era de la familia de los escarabajos y que su plato favorito son los pulgones que en esta época proliferan especialmente en el invernadero, aunque de vez en cuando también le atraen los pequeños insectos de cuerpo blando como las larvas, huevos de insecto y ácaros, tanto en estado larvario como adulto (hasta 300-400 pulgones puede llegar a comer, antes de convertirse en pupa). Lupita nos cuenta igualmente que a veces se tiene que enfrentar a las hormigas que acompañan a los pulgones ya que se asocian bien entre ellxs. Los pulgones excretan una sustancia pegajosa (melaza) de la que se alimentan las hormigas, al mismo tiempo que estas protegen al pulgón de sus depredadores como ella. Nos cuenta entre risas que aquí la conocen como coco, catarina en México, o vaquita de San Antonio en Argentina. Dice que da buena suerte en la salud y en el amor a quien se la encuentra (al menos eso piensan en Suecia), y que se siente bienvenida en aquellos huertos donde no hay pesticidas y reina la armonía y el cuidado de las plantas. Mientras nos habla seguimos cosechando pimientos Gernika hasta que de repente dejamos de escucharla, alzamos la mirada y ya no está. Hasta la próxima, Lupita 😉